La oscuridad nos envuelve en un abrazo, intercambiando besos que sellan nuestro pacto, y tus colmillos, profundos en mi cuello, beben la esencia de mi ser, entregándome a ti, sin atisbo de resistencia, en un acto de rendición donde el tiempo se detiene y solo existimos tú y yo, en un universo tejido por la noche.